sábado, 11 de agosto de 2012


La ética en el contexto organizacional venezolano.

Los estilos globalizantes, futuristas e inconstantes del mundo impactan y perturba de numerosas formas los argumentos financieros, gubernamentales, sociales y pedagógicos. En nuestros días día es más incuestionable que los procesos integrales han degenerado fuertes argumentaciones y que lo que debería ser el surgimiento de sociedades más justas y libres se traduce en caos, en trastorno o malestar moral en la conducta del hombre; se generan crisis de valores éticos, el ser humano ha disipado su sentido de convivencia y sus valores compartidos.


Las dificultades de valores esboza el problema de comenzar cambios, alternativas para un mejor perfeccionamiento moral, evidentemente humano para hombres y mujeres. La ética, al preocuparse sobre estos problemas, nos lleva a cobrar seriedad y a pugnar por un mundo mejor. La educación apoya al desarrollo sistémico de cada persona, a su progresión espiritual y física, ampliación de su conocimiento, sensibilidad, sentido ético y compromiso personal.



El ser humano, más que una estricta fuerza de trabajo, debe cumplir con ser de un todo un buen ciudadano. Generando así que se haga énfasis en la persistencia de los valores. Ya que en este instante histórico de evolución, de tracciones y problemas que aquejan a casi todos los contornos de la vida individual y colectiva una de los primordiales quehaceres de la educación es penetrar el ideal democrático y reflexionar el respeto al pluralismo pedagógico, místico e filosófico, como garantía para el entendimiento recíproco y la armonía entre los pueblos.


Observamos en que en la humanidad actual, considera que se estuviera creando una conciencia ética mundial, relacionado con la diversidad de códigos éticos particulares y de creencias religiosos, que se enuncian a través de los diferentes prototipos. La preferencia de la gerencia hasta el presente, ha sido centralizar en las ciencias aplicadas, la estructura, los sistemas y procedimientos, más que en las personas, esto ha llevado a que los elementos éticos no jueguen un papel fundamental en el quehacer gerencial, y los valores emanados de esa ética sean razonados, incluso, ejercicios retóricos. No obstante, la gerencia que se concibe para el nuevo milenio, es una gerencia centrada en la persona, como sujeto protagónico del proceso.

Los inéditos paradigmas concentrados en el importe del capital humano, indagan desarrollarlo de un modo integral, de forma tal que el incremento sea favorable para las utilidades organizacionales y para todos los sujetos que la transigen. Este enfoque del procedimiento organizacional se enmarca en valores humanísticos que admitan volver a refundir con los principios éticos para la innovación de las realidades.



La formación de un subordinado moral se pide una ética para la vida, la vida es el poste de todos nuestros valores y necesariamente la ética parte de la insuficiencia de asegurar la vida. Al observar la situación latinoamericana y en particular la de nuestro país en la que se presta atención a los altos índices de penuria, desnutrición y desempleo.

El desafío de cambiar a Venezuela en un estado fructuoso con imparcialidad interna; es decir, sin perjudicados ni suprimidos requiere contestaciones de mandato gubernativo, financiero y nacional, pero también respuestas educativas No es suficiente el incremento macroeconómico si no conduce a la calidad humana de todos. La índole del desarrollo debe asentarse en que todos los seres humanos vivamos mejor.

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